A veces ser testigo de un asesinato no es un problema
sino una solución.
Miguel Casares un famoso actor
acude al Festival de cine de San Sebastián con motivo
de la proyección de una retrospectiva de su obra. Nada
más pisar la ciudad se arrepiente de haber aceptado. Sus
películas le parecen abominables, no soporta los halagos
que le brindan constantemente ni la superficialidad que rodea
al Festival.
Una tarde en la que huye de San Sebastián buscando algo
de tranquilidad ve cómo un hombre mata a una mujer arrojándola
por un acantilado. Él es el único testigo. Y el
asesino lo sabe.
Desde ese instante el actor ve la figura de aquel hombre siguiéndole
a todos los actos del Festival. Pero, a veces, al destino le gusta
jugar a la ruleta rusa. Un asesinato puede cambiar nuestra vida
y también nuestra muerte. Sólo los que no tienen
nada que perder deberían entrar en esta partida.
Esta novela inédita estuvo a punto de ser llevada al
cine con Fernán Gómez como director y protagonista,
y Pedro Costa de productor.
Merinero es un directo a la mandíbula de
lo negrocriminal cuya contundencia narrativa puede fundir
el ánimo de cualquier lector adicto a las tramas de chichinabo.
MARGA NELKEN (El Mundo)
Las novelas de Carlos Pérez Merinero son crueles, salvajes,
totalmente amorales, que se leen de un tirón y te dejan
las tripas encogidas y el ánimo helado. (ABC)
Ningún sociópata es tan divertido como Carlos Pérez
Merinero. DAVID G. PANADERO (Revista Prótesis)
Carlos Pérez Merinero. Grande entre los grandes. Un creador
absoluto que se pasó décadas sin salir prácticamente
de su casa, dedicado en cuerpo y alma a escribir, a crear. JAVIER
MANZANO (Fiat Lux)
Merinero pone la lupa sobre esos fulanos que se deslizan, con
la vista baja y pegados a la pared, hacia la oficina donde ejercen
desde hace treinta años, después de haber limpiado,
meticulosos, la navaja barbera en el camisón de su última
víctima. JULIÁN IBÁÑEZ
Presentación de "La
estrella de la fortuna", de Carlos Pérez Merinero.
Madrid, octubre, 2016.
Con la participación de David G. Panadero, Ion Arretxe
y David Pérez Merinero
El autor: Carlos Pérez Merinero
(Écija, Sevilla, 1950 - Madrid,
2012).
Autor de ensayos de cine, guiones, novelas, teatro y poesía.
Licenciado en Ciencias Económicas. Ejerció como
profesor universitario. También trabajó como guionista
en varias series de televisión como La huella del crimen,
Crónicas del mal o Serie negra. En otoño
de 1997 dirigió el largometraje Rincones del paraíso,
y entre sus múltiples guiones de cine destacan los de las
películas Amantes, dirigida por Vicente Aranda o
el de La buena Estrella, del director Ricardo Franco.
En su bibliografía destacan novelas policíacas que
revolucionaron el género negro español y que son
consideradas auténticos clásicos, como por ejemplo
Días de guardar, Las reglas del juego, El ángel
triste, La mano armada, El papel de víctima o Llamando
a las puertas del infierno, por la que obtuvo el Premio Alfa
7 de novela policíaca.
La estrella de la fortuna es una de las joyas que
quedaron inéditas y que ahora Cuadernos del Laberinto tiene
el placer de entregar a los lectores.
Prólogo (Por David G. Panadero)
OTROS RINCONES DEL PARAÍSO
No empezaré diciendo que Carlos ha sido uno de mis mejores
amigos. El azar quiso que uno de mis escritores más admirados
pasara a ser gran amigo y consejero. De él aprendí
lo poco o mucho que sé acerca de cómo contar una
historia. El crimen de ficción, se entiende
era el telón de fondo de nuestra amistad, el hogar y el
lugar al que siempre volvíamos, del que ni siquiera intentábamos
escapar. Esto lo teníamos muy claro y asumido.
Una agradable coincidencia significativa me lleva a prologar
esta novela. Los editores, Alicia Arés y Carlos Augusto
Casas, me lo solicitaron, y no lo he pensado dos veces. No sé
decirles que no, y además La estrella de la fortuna es
mucho Merinero. En sus páginas encontraréis sus
mejores hallazgos, sus más inesperados golpes de intuición
y esa melancolía, ese tono poético que tan bien
entronca con la fatalidad de un William Irish.
La estrella de la fortuna nació para ser una película.
Sería mediados de los 90 cuando Carlos Pérez Merinero
ideó esta historia y escribió el guion, que llegó
a leer con mucho agrado Fernando Fernán Gómez, con
tanto que quiso asumir el protagonismo y la dirección de
una película que desgraciadamente
nunca se hizo.
Diferentes personas cercanas a Carlos aportan versiones opuestas
y ninguna es concluyente: no sabemos a ciencia cierta si él
escribió esta novela antes de convertirla en guion o si
fue al revés. Sin asegurar nada, yo apunto que posiblemente
la escribió «por hacer manos», como él
mismo decía, ya que él valoraba la escritura en
sí misma, incluso al margen de la posible publicación.
Durante largas temporadas, como si fuera un notario o un oficinista,
«un mandao de sí mismo», como él se
definía, se marcaba un horario que solía respetar
escrupulosamente. Hasta la hora del fútbol o los toros.
Es verdaderamente refrescante leer esta novela en la actualidad,
disfrutar las peculiaridades de su escritura, por el contraste
que marca con lo que ahora se estila. Carlos planificaba sus novelas
con bastante solidez en tanto que definía muy bien la línea
argumental, dejando a la improvisación los detalles que
encontraba por el camino. Le interesaba más la sensación
de conjunto de la novela que la verosimilitud de un dato puntual.
Dada su repulsa a la documentación, él solía
hablar de «cubrirse», escamotear la información
necesaria para que la trama fluyera, sirviéndose a menudo
de generalidades o ambigüedades.
Además sabía crear personajes realmente intrigantes,
inmersos en situaciones imprevisibles. La lógica narrativa,
como en tantas otras novelas de Carlos, venía impuesta
por un azar que escapa al control de los protagonistas, marionetas
tercas como la mula más terca, en una representación
de Teatro de la Crueldad cuyo desenlace nos sigue atrapando aunque
lo veamos venir desde el principio.
Carlos hablaba mucho de esos azares de la vida que tan bien cuadran
con la ficción. Quizás el hecho de haber pasado
una vida entera fabulando le otorgaba este punto de vista tan
especial: ver la vida desde el prisma coherente y dramático
de la ficción. También en esto he sido aprendiz
de Carlos y me alegra prologar esta novela suya, que, por cierto,
cuenta la historia de dos amigos que encuentran en el crimen su
telón de fondo, un hogar y un lugar del que nunca escaparán.