(Murcia, 1974). Allí vive en
la casa bohemia de su abuelo hasta que se traslada a Valencia
para cursar Ingeniería Informática en la Universidad
Politécnica. Tras un exhausto año de estudio regresa
a su tierra para continuar con el segundo curso de la carrera.
Actualmente es Ingeniero Técnico de Sistemas y Superior
en Informática y con una maestría en Investigación
en Ingeniería de Software por la Universidad Nacional
de Educación a Distancia. Vive en Murcia, simultaneando
su labor docente como profesor de Lógica y Matemática
Discreta en la UNED de Cartagena con el desarrollo de un doctorado
sobre representación ontológica de nubes atmosféricas
por ordenador en tiempo?real mediante realidad virtual.
Ha publicado un libro sobre Ingeniería de Software (UML)
en el que aborda la construcción del mismo desde un prisma
arquitectónico. Ha formado parte del movimiento de software
libre y código fuente abierto con la exitosa publicación
en Internet de varias aplicaciones C++ sobre música y
gráficos. También ha trabajado en varias empresas
informáticas del sector, especialmente en una nave industrial
a las afueras de la ciudad donde programaba a cero grados centígrados
en invierno y cuarenta en verano.
Ha viajado por varios países, pero sobre todo por España,
donde ha conocido la diversidad y riqueza de su cultura y sus
gentes. Ha peregrinado varias veces en solitario en el Camino
de Santiago, realizando completamente el Camino Iniciático
que transcurre desde Saint Jean Pied de Port hasta Finisterre.
Es aficionado al arte antiguo y medieval, por lo que realiza
frecuentes viajes para dedicarse a estudiar la importancia y
transcendencia de su simbología. Es lector empedernido
de literatura universal, tanto moderna como antigua, y un enamorado
de la poesía de todos los tiempos, encontrando en ella
la respuesta a los anhelos, sueños y sentimientos más
profundos de la historia del ser humano.
Ha publicado el poemario En
la inmensidad del camino celeste en Cuadernos del Laberinto.
Initium Coeli
Tiempo efímero, hoy en mis manos,
mañana perdido en los confines de mi memoria,
como la huella en un camino de arena suave
del desierto del olvido.
Tiempo efímero que me hace recordar
aquel lejano tren que surcaba
los cielos nocturnos de la antigua Castilla,
cuando tu mirada buscaba conquistar aún la esencia
de la libertad en mi mirada
en un mundo perdido que sólo Dios entendería,
y cual reo de los espacios insondables del abismo,
de las tempestades y monstruos de la razón,
capturado al final de la batalla del amor,
no te la pudo brindar.
Atrás quedaron los alegres paisajes Jacobeos,
dorados soles del atardecer en tu pelo,
que como un ángel radiaban eternidad.
Atrás quedaron las estaciones sin término
del tren que ahora se aleja en el tiempo
y duerme en los sueños del mañana.
Atrás quedaron las estrellas en el cielo
donde escribí tu nombre,
donde habita tu libre espíritu
a merced del tiempo,
que las borre del firmamento.
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