¿Cuál es la génesis
del libro Leyendas
topográficas y cómo lo definiría?
La génesis del libro es el desarraigo. Aquel que no ha
crecido como árbol tiene una mayor sensibilidad con el viento,
aquel que no busca ocupar un espacio pasa de puntillas por ellos. En
mi caso, más que un apego a un espacio geográfico hay
un cierto apego a la imaginación que me transita.
Y diría que es un libro de topografías ficticias que
tienen un relieve interior mayor que cualquiera exterior. Con historias
mínimas construidas a partir de la poetización topográfica
de un vacío.
En su libro hay una fuerte referencia
al olvido como cimiento de la literatura. Explíquenos esta cualidad
de sus textos.
El olvido y el silencio son los cimientos y el espacio, sin
ellos no hay construcción ni expresión posible. El olvido
puede abrir horizontes a la invención y todo aquello que no organiza
y que no hace una composición de sus silencios sólo produce
ruido, aturdimiento y vorágine.
La segunda parte del libro es Historias
de extinción. ¿Qué encuentra el lector bajo
este epígrafe?
En las leyendas topográficas los personajes son fugaces
e intrascendentes, casi no tienen forma, son parte del paisaje. En las
historias de extinción los animales son como un paisaje biológico
que se esfuma, desaparece. Hay animales extintos, o cercanos a ella,
aunque haya ficción. Más que el animal imaginé
las cualidades que se extinguían con dicho animal, a pesar de
que en las cualidades participara el mito, la leyenda o el rumor.
Es palmario que una característica
importante del libro es su distribución tipográfica, así
como el formato (apaisado). ¿Se lee el mismo libro diferente
en diferentes ediciones, como dictaba Juan Ramón Jiménez?
La disposición tipográfica de un texto puede matizar,
enfatizar, alterar las palabras y, por lo tanto, los conceptos. Está
claro que no se lee igual una frase con signos de interrogación
que sin ellos, ni escrito con mayúsculas que sin ellas, así
también el espacio entre cada palabra nos hace agrupar los contenidos
de diversa manera, modificando significativamente el texto.
Por otro lado, el interlineado, los márgenes, las ilustraciones
y el formato mismo del libro participan en una lectura más plena,
reposada e idónea para la creación de una burbuja más
lograda donde se le pueda sacar mayor provecho a lo escrito. No es lo
mismo leer de pie que sentado, ni rodeado de gente que habla que en
silencio, ni en letra pequeña o grande, etc. Una buena edición
tiende a incrementar la holgura mental y la belleza implícita
de un texto. Nos predispone, nos hace más receptivos.
Cuenta en su haber con dos libros anteriores:
Fragmentos y fantasías y De cómo introducir un cadáver
en un bolsillo, publicados en México por la editorial Taller
Ditoria. ¿Cómo ha sido su evolución como escritor?
De los dos libros que mencionas, Fragmentos y fantasías
es un libro de inspiraciones, ardor y viajes, caótico y escrito
a impulsos. Libro acordeón lo llamé porque lo reescribí
constantemente durante varios años haciéndolo más
grande o más pequeño según mi estado emocional.
Es un libro roto, donde lo que queda son trozos, retazos de algo que
no se quiere mostrar.
El otro, De cómo introducir un cadáver en un bolsillo,
es un tríptico. La primera parte que da título al libro
es una reflexión metafórica sobre las escenografías
de la violencia, con citas y poemas de corte aforístico que complementan
o dan vertientes diferentes a las breves reflexiones. La segunda parte
son poemas en forma de galería de personajes como Heráclito,
Fra Angélico, María Magdalena
Y la tercera parte
de este tríptico la titulé Corte y confección de
letras porque usé el origen del alfabeto para jugar poéticamente.
Es un libro poliédrico, con citas, reflexión, aforismos,
prosa y poemas.
Diría que en mis textos más recientes hay menos ingenuidad
e ilusión, son un poco menos obsesivos, no buscan la perfección,
procuro centrar más lo que me interesa hacer y pulir menos lo
que he conseguido. Dejo que reposen más en el interior para que
el abandono sea más fluido. Lo que de verdad nos interesa son
flores que brotan en cualquier terreno y circunstancia. El azar es un
gran maestro si aprendemos a colaborar con él.
La extinción procede de la debilidad,
pero esta característica es para usted un signo de fortaleza.
¿Cómo explica esto?
Más bien creo que la extinción poco tiene que ver
con la debilidad o la fortaleza, además, la adaptación
como especie no es la misma que la personal. Más que la extinción
o la duración lo que está más cerca de nosotros
es la sensibilidad temporal. Dejamos de existir cuando se nos olvida
que somos inmortales.
¿Cuál es la diferencia
entre poesía y prosa? Ya que su libro navega entre la frontera
de estos dos géneros.
Algo de eso hay. No sé crear otra cosa que híbridos.
A veces tienen más de una cosa que de otra. Al escribir no reparo
si es prosa o poesía. Diferenciar entre una y otra puede servir
para explicar pero poco para crear. En mi caso, la poesía prefiere
la ambigüedad clara y amplia, la precisión doble o triple,
el vacío
la poesía es una semilla que crece mejor
en el silencio. La prosa es un hilo que aunque sea muy fino podemos
seguir. La poesía no necesita que se la siga, sino que se la
habite aunque sea un instante. En cualquier caso, la prosa y la poesía
la quiero concisa.
Aparte de escritor, es usted también
librero de viejo ya que dirige en Madrid la librería Dodó.
¿Cómo es esta faceta profesional? ¿En qué
se caracteriza su librería?
No me gusta el comercio, pero los libros siempre han sido un agujero
mágico que te permite irte de donde estás: dormir y leer
tienen eso en común, además del soñar, claro. La
llamé Libros Dodó (libros raros, extintos y resucitados)
por recuerdos de la infancia. Es una librería organizada temáticamente,
con pizarras orientativas y pensada para gente que busca encontrar libros
que no conoce o que tenía olvidados.
Su biografía es la de un hombre
errante que ha vivido en muy variados países. Cuéntenos
sobre sus viajes y qué países le han marcado más.
El que viaja de verdad muda de piel. No se trata de tomar un avión
muchas veces. Se trata de alejarse de uno mismo hasta que consigas desconocerte,
verte extraño, sentirte ajeno. Buscar es una cualidad humana
que, cada vez más, no importa usar. El extravío se vive
con miedo cuando puede ser fuente de placer. Y, sí, vivir en
una isla griega fue aleccionador, como también ser pastor de
cabras y ovejas en Galilea, o estar entre beduinos, pero también
vivir en Asturias y de niño en México aprender que las
cosas desaparecen para siempre y que no hay nada mejor que usar una
nueva piel que no conocías.
¿Con qué personaje histórico
se iría de cañas?
Más que intercambiar palabras suelo admirar a la gente
capaz de recluirse interiormente y guardar silencio. Me interesan los
cartujos, ermitaños, peregrinos budistas, taoístas, sufís
y cualquiera que no haya hablado mucho. Recuerdo la impresión
que me causó un pastor beduino que sólo sonreía
y me hacía señas para explicarme el comportamiento de
los animales.
¿Qué le pide a la vida?
A la vida le pediría lo que no puede darme por eso no le
pido nada.
Recomiéndenos un libro y una
película.
De niño, la película Los pájaros de
Hitchcock me provocó miedo, más tarde Andréi
Rubliov de Tarkovski me impresionó, Ran de Kurosawa
me sobrecogió
son tantas
decir una u otra depende
del momento.
Lo mismo sucede con los libros, podría mencionar las obras de
varios filósofos y poetas chinos y japoneses: Zhuang Zhi, Yoshida
Kenkô
o a los presocráticos, Montaigne
Disfruto
autores como Cicerón o Aristóteles; admiro a Hume y Spinoza,
siento debilidad por varios poetas
En fin, soy lector, sobre todo,
de ensayo y poesía, y la narrativa la prefiero breve, me inclino
más por el cuento que por la novela.
Febrero, 2024
Leyendas
Topográficas
Daniel Bolado
Coleccción Nebulosa, nº4
I.S.B.N: 978-84-18997-40-2 52 páginas 15,00 €
Prólogo: Constantino Bértolo
Daniel Bolado ha creado un mundo onírico, irreal, borgiano cuyos personajes son litófilos, ciegos, mudos, verborreicos, fugitivos, buscadores <<Más>>