Su nueva obra Sin
aire y la anterior Acer
nigrum tratan la compleja investigación de la policía
para dar caza a asesinos en serie. ¿Por qué eligió
este tema?
Un asesino en serie es un individuo que encuentra satisfacción
cuando mata. Eso no resulta sencillo de comprender. Los seres humanos
nos sentimos seguros cuando encontramos explicación para todo,
incluso para actos terribles, como una catástrofe natural o un
asesinato. Asumimos que alguien llegue a matar en defensa propia, en
un arrebato pasional o por codicia. Que haya un motivo detrás
de ello nos tranquiliza, y dentro de nuestra cabeza nos creamos la falsa
ilusión de que todo responde a un orden. Pero un asesino en serie
mata por placer y eso escapa a nuestro entendimiento. Se nos antoja
inhumano.
Cuando escribo sobre asesinos en serie es porque necesito explorar su
comportamiento para entenderlo mejor y, por extraño que suene,
sentirme más seguro. No porque espere cruzarme con ningún
asesino en serie, sino porque me aporta seguridad comprender el mundo
que me rodea. Y el misterio de los asesinos en serie resulta un enigma
llamativo por la dificultad que entraña. Una novela negra es
un vehículo perfecto para ese ejercicio porque, después
de todo, las novelas también pretenden dar una explicación
y un sentido a nuestra propia existencia.
¿Qué tipo de documentación llevó
a cabo sobre los asesinos en serie para el desarrollo de las novelas?
Normalmente el proceso de documentación lo abordo en dos planos.
El primero de ellos es estrictamente técnico, mediante libros
de texto o Internet. Consiste en buscar información general sobre
el estado de la criminología en la actualidad, procedimientos
de investigación o interrogatorios, análisis de ADN o
el estudio de perfiles delictivos.
El otro plano consiste en estudiar numerosos casos específicos,
que aportan información menos teórica y más práctica
para establecer el contexto en el que la novela resultará verosímil:
permiten conocer el detalle sobre cómo son este tipo de criminales,
cómo se comportan, qué recursos emplean para no ser capturados
o cómo eligen a sus víctimas.
Próximamente presentará Sin aire en el Festival
Getafe Negro, que dirige Lorenzo Silva y que cuenta con un gran prestigio.
¿Qué opina de este tipo de festivales?
Son certámenes que sirven de encuentro entre el lector y escritor,
y permiten establecer un vínculo más allá de los
propios libros. A mí me resultan especialmente interesantes porque
a través de ellos conozco la experiencia de otros escritores,
pero en ellos también se descubren nuevas obras y autores, se
regresa a los clásicos desde un enfoque distinto, o se conocen
otros aspectos relacionados con el género en las conferencias
que se organizan.
En cualquier caso, conociendo de primera mano el certamen de Getafe
Negro, si hay algo que me gustaría destacar es el esfuerzo
enorme y la dedicación, año tras año, de sus responsables:
Lorenzo Silva como comisario y sus colaboradores. Hay que poner
mucha pasión y trabajo para que salga adelante un certamen de
este prestigio y son ellos quienes, con su voluntad, lo hacen posible.
¿Cómo logra situarse en la barrera entre el
Bien y el Mal, es este el lugar del que parten todas las emociones?
La frontera que separa el Bien del Mal puede llegar a resultar bastante
difusa, debido a que somos cada uno de los individuos quienes la establecemos.
Incluso las leyes, que pretenden ser un criterio objetivo para establecer
dicha frontera, difieren entre sí.
Creo que, como la percepción del Bien y el Mal es personal, está
tan contaminada de la irracionalidad de las emociones como el resto
de nuestros pensamientos. La prueba es que en un arrebato de furia podemos
actuar de un modo que nosotros mismos desaprobaríamos en cuanto
nos tranquilizásemos. Determinadas emociones como la ira, la
tristeza o la envidia pueden condicionar nuestros valores, de un modo
temporal o para siempre.
Desde luego, sí diría que la barrera entre el Bien y el
Mal está estrechamente vinculada a nuestras emociones. Quizá
por eso siempre han tenido tanto éxito las historias que narran
sus conflictos.
¿Qué recomendación daría a los
jóvenes que empiezan a escribir?
Creo que lo más importante que podría aconsejarle a quien
empieza a escribir es que se divierta haciéndolo. Una novela
requiere muchas horas de dedicación que se roban a otras actividades,
así que mejor que sean disfrutadas. De lo contrario, puede convertirse
en un trabajo inabordable.
Al margen de esto, también recomendaría que cada autor
escriba sobre lo que verdaderamente le remueve por dentro. La escritura
es una actividad más personal de lo que puede parecer a primera
vista y cualquier obra será mucho más completa y satisfactoria
si somos enteramente honestos con nosotros mismos.
Y por último, que no cunda el desánimo. Si no nos satisface
una página o un primer borrador, hay que considerar que eso no
es más que un primer paso con el que empezar a trabajar.
Acaba de llegar a las librerías su primera novela
ACER
NIGRUM (editorial Cuadernos del Laberinto, Madrid, 2014), una
trama negra situada en Canadá en la cual dos agentes antagónicos
se enfrentan a un asesino de mujeres. ¿Qué le arrastra
a escribir novela negra, es el mal un punto inexplicable de atracción?
Debo admitir que el mal me
atrae, pero no es tanto por morbo, sino por el miedo a lo desconocido.
Mi inclinación hacia el mal se debe a que necesito comprenderlo
para sentirme más seguro y creo que, trabajar sobre él,
es una manera de aproximarse a su comprensión. Precisamente,
desde el punto de vista social, nos impactan en mayor medida aquellos
actos malvados para los que no encontramos explicación. Nos
resulta más sencillo asimilar que un atracador mate al vigilante
de un banco porque espera conseguir un gran botín que la posibilidad
de que un asesino salga a la calle y elija sus víctimas al
azar, sin ningún motivo aparente.
En mi caso particular, además, considero que una novela negra
es un escenario que me permite desarrollar tramas en las que sus personajes
representen lo mejor y lo peor de la naturaleza humana, que son el
tipo de historias que me resultan más atractivas
¿Qué ha buscado situando la novela
en un escenario tan distante del Español? ¿Qué
relación le une con Canadá, buscaba distanciarse de
los tópicos de siempre en novela patria?
Los motivos por los
que elegí Canadá para ambientar mi novela son bastante
más mundanos y personales, y tienen que ver con mi infancia.
Tengo una tía que trabajaba allí cuando era niño
y, cada vez que regresaba del otro lado del océano, lo hacía
cargada de historias, regalos y fotografías de una tierra lejana
y exótica con los que nos impresionaba a todos sus sobrinos.
A los ojos de un niño, Canadá se me antojó una
especie de tierra prometida rodeada de misterio y misticismo y supongo
que, desde que era un crío, siempre la he tenido ahí,
como un ruido de fondo en el subconsciente.
Cuando me hice mayor, tuve ya la oportunidad de hacer un extenso recorrido
por las provincias de Quebec y Ontario y aquellas tierras, que mezclan
paisajes urbanos y solitarios con bosques interminables y naturaleza
salvaje, me parecieron un paisaje perfecto para desarrollar una novela
policiaca.
Es significativo que ya con su primera novela haya sido invitado
a participar en el Getafe Negro, una de las principales citas de este
género en España ¿Qué supone esto para
usted?
Me ha supuesto una sorpresa
muy agradable y, como recién llegado al mundo editorial, me
llena de motivación. El Getafe Negro es uno de los festivales
literarios de mayor relevancia y, por supuesto, estoy encantado de
asistir. Para mi significará una gran experiencia que pienso
disfrutar al máximo y en la que espero aportar todo lo que
sea capaz.
Ha llegado a nosotros el rumor de que su novela ha sido censurada
en ciertas librerías. Parece sacado de una caza de brujas medieval
y otorga a ACER
NIGRUM un atractivo por saber el motivo de este veto, por ver
qué puede molestar hoy en día en literatura. ¿Cómo
ha vivido este asunto?
Cualquier indicio de censura me
lo tomo con bastante filosofía. No tengo ningún inconveniente
en que cada librería, como empresa privada, decida lo que es
"moral" o "inmoral" bajo su punto de vista. No
me preocupan eventuales cazas de brujas mientras yo pueda escribir
con libertad y un lector pueda leer con libertad. Me preocuparía
si cualquier intento de censura tuviese origen en organismos públicos.
La novela va dirigida a un público adulto que intuirá
lo que puede encontrarse en cuanto la tenga en las manos y cada uno
es muy libre de juzgarla según sus principios y valores.
También pienso que un autor solo es dueño de su propia
novela cuando la tiene guardada en el cajón. Una vez que es
publicada, son los lectores, las librerías, los críticos
y demás quienes pueden reaccionar de mil modos diferentes,
sobre los cuales, el autor ya no dispone de ningún control.
¿Qué opinión le merece la novela negra
en España?
La misma opinión que me merece cualquier otra disciplina
en España, sea en novela negra, literatura, cualquier expresión
de arte o profesional. Vivimos en un país con ingentes cantidades
de talento desaprovechado. A modo de ejemplo, cuando observo la sección
de novelas negras en una librería y me encuentro con una inundación
de autores escandinavos de moda, pienso que algo estamos haciendo
mal. Por supuesto que hay buenos autores escandinavos, pero también
los hay españoles, y la repercusión mediática
de unos y otros no tiene nada que ver. Supongo que es una cuestión
de marketing y de cómo vender un producto. Pienso que en el
mundo editorial existe cierto efecto de arrastre, en la que un autor
puede publicar un bombazo que abra un enorme nicho de mercado para
otros autores que vayan detrás. En cierto modo, creo que sucedió
algo así con Stieg Larsson y "Millenium". Quizá
en nuestro país estemos a la espera de que irrumpa un autor
que dé el espaldarazo definitivo a la novela negra española,
que logre un gran éxito local y su exportación al resto
del mundo del modo que consiguen muchos autores foráneos.
¿Cómo es la creación de sus personajes?
Es un aspecto que me tomo muy en serio porque creo en
las novelas de personajes, a quienes considero el verdadero vehículo
para introducirse en una historia. Pretendo que sean reales y tridimensionales,
con una biografía propia que condicione su manera de pensar
y sus actos. La relación entre ellos es uno de los aspectos
que más interesantes me resultan en cualquier historia. La
concepción de mis personajes es variada aunque supongo que,
como ocurre con la mayoría de los autores, algunos de ellos
adquieren características de personas propias del mundo real
y otros van cobrando forma dentro de mi cabeza, a partir de mi imaginario
particular.
Se dice que en
literatura quien no es hijo de alguien es un hijo de puta. ¿Cuáles
son sus padres literarios, sus maestros, a quiénes debe su
vida como escritor?
La lista es extensa, porque
formaría parte de ella cualquier autor de un libro que me haya
impactado a lo largo de mi vida y que me haya motivado para seguir
leyendo. En cada edad sucumbí a diferentes géneros y
tendencias. Mi adolescencia fue para autores de ciencia-ficción
como Philip K. Dick o Asimov. Ya durante mi vida adulta, me orienté
hacia autores más universales como Flaubert o Joseph Conrad,
o hacia escritores más comprometidos como Milan Kundera. Me
atrae también una buena novela de espionaje de John le Carré
y, en la actualidad, tengo una irremediable tendencia a leer autores
norteamericanos, quizá por su escritura visceral y directa,
que algunos desarrollan con enorme maestría, como Cormac McCarthy.
En contra de la opinión
popular, el género negro es uno de los que más lectores
tienen, y además con fama de ser críticos indulgentes.
¿Qué diría a los que siguen considerándolo
un género menor?
Personalmente, en cualquier expresión
artística no distingo entre géneros mayores y menores,
sino entre cosas bien hechas y peor hechas. Considero bastante estéril
un debate sobre si la novela negra es un género menor. Se hubieran
perdido muchas obras maestras si su autor, en cualquier disciplina,
hubiese preferido no llevarlas a cabo por evitar abordar un género
menor. Creo que cada autor debe escribir sobre lo que le pide el cuerpo
y cada lector elegir las novelas que de verdad le atraigan. Y ahí
acaba el debate para mí.
Sin
aire Colección ESTRELLA NEGRA, Nº8 Un sanguinario asesino en serie regresa del pasado. Pero en el presente no todo es lo que parece. La muerte tiene muchas caras, tantas como nombres utiliza el mal.. <<Más>> Acer
nigrum Colección ESTRELLA NEGRA, Nº6 Algo está ocurriendo en los bosques de la pequeña localidad canadiense de Emmerin. La tierra comienza a expulsar cuerpos mutilados de mujeres jóvenes. El caso recae en la agente Isabelle Lemaire a quien imponen un nuevo compañero, Noah Page. <<Más>> |