Parafraseándole
" toda transacción es una derrota". Entendemos que
esto nos hace patente la insatisfacción implícita al
ser humano, o díganos algo que no sea una transacción
entendida como lo que genera una acción, es decir lo inevitable
de las consecuencias.
Desde el momento en
que el ser humano calcula las consecuencias de sus actos, y transige
con ejercer un determinado comportamiento o conducta en función
de los posibles resultados de sus acciones, se está produciendo
ese sentido de la transacción que usted señala.
¿Es el
don del lenguaje el más preciado del ser humano?
Es lo que hace al
ser humano. Creo que el poema dedicado al tema en el libro de Hazversidades
poéticas deja clara mi percepción.
Usted ha vivido
muchos años fuera de España, esto le ha brindado una
visión de la cultura muy abierta; pero cualquiera que se asome
al mundo cultural se dará cuenta de que es bastante cerrado,
lleno de murallas y de competiciones. ¿La cultura ha pasado
a ser otro bastión de la economía o aún es posible
nadar libremente?
Nada es independiente
de la economía, desgraciadamente. Lo menos independiente de
todo es la política. Tampoco lo es la cultura. Ahora bien,
la cultura, como conjunto, es más amplia que ambas y, por lo
tanto comprehende a las dos. Pero en los términos que usted
señala, en el término de mundo cultural -a mi me gusta
más hablar de "mundillo", lo que por si solo dice
lo que pienso del tema- creo que lo que llaman mercado, es decir,
el conjunto de personas que, en este caso, compran libros y leen,
determina un modo de ser de la edición, afortunadamente con
excepciones, pequeños editores que apuestan por lo mejor. Pero,
volviendo a la pregunta, es evidente que a toda cultura -en esos términos
concretos de los que usted habla- le corresponde una contracultura.
Es la dialéctica, que rige todos los sucesos humanos. Libremente,
nadar lo que se dice libremente, solo lo puede hacer aquél
que escribe o pinta o hace cine sin importarle si su obra es aceptada
¿Qué
opinión le merecen los premios literarios? ¿Son justas
tantas voces críticas que los anuncian como productos de marketing?
El noventa por ciento
de los premios literarios son una farsa, o mejor dicho, un porcentaje
alto son una farsa, una mínima parte son justos -aunque sean
subjetivos- y otra parte están sujetos a influencias, algunas
comprensibles desde el punto de vista social y humano, y otras éticamente
inaceptables. Pero, aún así, considero que es mejor
que existan. Porque sirven para que, de vez en cuando, algunos buenos
autores puedan publicar y se conozca su trabajo.
¿Qué
opinión le merece el libro digital?
Me parece otra forma
de dar a conocer una obra. Lo acepto, claro está, sobre todo
en temas educativos, pero a mi me gusta tocar el papel, colocar el
libro en la estantería, subrayar...en fin, me gustan los libros
de siempre. Pero creo que el fenómeno digital es importante.
Borges se auto-editó
Fervor de Buenos Aires; Ernesto Sábato lo hizo con El
túnel, Lewis Carroll corrió con los gastos de Alicia
en el país de las maravillas. Esto es sólo un ejemplo
de la enorme cantidad de autores que han optado por la auto-edición;
pero...¿Por qué sigue estando mal vista entre los poetas?
Cada vez está
menos mal vista. Alberti se "autoeditó" Marinero
en Tierra, bueno, se lo editó un amigo, y el libro fue
Premio Nacional de Poesía, Celaya se editó sus tres
primeros libros...Mire, si estuviera mal visto, prácticamente
ningún poeta habría publicado su primera obra. Lo que
pasa es que a todo el mundo le gusta que piensen que sus libros son
distribuidos porque se demandan.
¿Puede
el poeta vivir de su poesía? ¿Por qué se sigue
considerando un lujo frente a la narrativa?
No. Evidentemente.
¿Un lujo? Sí, la buena Poesía, aquella cuyo contenido
y forma dice algo, supone una obra de arte literario, es un lujo.
Desde ese punto de vista el género sería la quintaesencia
de la Literatura. Sin embargo no vende. Y no vende porque, a la inmensa
mayoría de los lectores, o no la saben leer, o no les entretiene,
que es lo que, indudablemente, vende. Además hay una inflación
de mala Poesía, de autores que confunden lo poético
con lo sentimental, que no dominan el lenguaje ni la escritura y dan
a la luz, cada año, obras sin ningún valor, solo el
personal. Muy respetable, pero nada positivo para el género.
Da gusto encontrar
un poeta como usted cuyos versos directamente se entienden, que calan
enseguida en el alma sin necesidad de hacer maniobras intelectuales.
¿No cree que hay mucho farsante en este tema? Pero lo más
sorprendente es que muchos de ellos parece que llegan a alcanzar renombre
¿a qué se debe este sinsentido?
En parte he contestado
a esta pregunta con mi respuesta anterior. Yo no los llamaría
farsantes. Les llamaría parte del espectáculo de este
"panem et circenses" en que se ha convertido la sociedad.
Si ellos mismos se consideraran farsantes habría mayores posibilidades
de descubrir la farsa. Lo peor es que se consideran buenos, magníficos
escritores y, para colmo, están siempre cerca del Poder. El
poder cultural, que, en este caso, es también económico.
Por último
nos gustaría que nos confesase cuál es el libro de poesía
ajeno que casi se sabe de memoria, ese que se lee y relee siempre.
Perdone que le cite
varios: Los poemas reunidos de Alvaro de Campos ( Fernando Pessoa)
que incluyen uno de los poemas más extraordinarios dados a
luz por un poeta, Tabacaría. Después, The Four Quartets,
de T.S. Eliot. Al lado la Poesía completa, de Konstantino Kavafis.
Y muy cerca de todos ellos, por citar uno de los muchos libros del
poeta Enrique Gracia Trinidad, "Sin noticias de Gato de Ursaria".
No me los se de memoria ninguno de ellos, pero me acompañan
siempre. Hay más, evidentemente, pero como me he pasado del
"un libro" que usted me pedía, he tenido que elegir.