En su último libro de poemas "DESPUÉS
DE LA MÚSICA" nos muestra un mundo íntimo,
desolado, casi un precipicio ¿Supone este sentimiento el fin
de una época literaria y un posible renacimiento mutando en
otra esencia poética?
Ciertamente, se refleja un mundo íntimo, desgarrador,
muy propio pero, a la vez, busca ser un lugar donde puedan mezclarse
las emociones de los propios lectores.
"Después de la música", tal vez, venga a cerrar
una etapa porque los poemas escritos posteriormente se desvinculan
de esa idea de precipicio, de silencio aislado que contenían
mis libros anteriores.
Por otra parte, he de decir que no me asusta experimentar desde un
punto de vista amable con la estética con diferentes ritmos,
con diferentes tonos, siento que hago cosas distintas, proyectos diferentes,
y esas mutaciones me dan la vida.
¿Cuál es el propósito o motivo-eje de
"DESPUÉS
DE LA MÚSICA"?
El arte provoca reflexiones. El lenguaje poético
es afín al de la música. Cuando se ha leído un
libro o cuando se ha disfrutado de un disco nuestro estado no es el
mismo, se transmuta. Ese otro estado es de complicidad con el creador.
Por tanto, lo que nos queda después de una obra de arte no
es otra cosa que el silencio cómplice que se llega mediante
una búsqueda solitaria. Esa búsqueda comprometida es
la que yo transité de manera sincera y honesta hasta romperme,
componerme y luego replegarme a través de la palabra, por el
tiempo, por la desolación del ser, por los parajes musicales
sugeridos más que presentes.
Explíquenos el significado del título "DESPUÉS
DE LA MÚSICA".
Lograr un buen título es complicado, añade
carácter a la obra. Es lo primero que puede convencer. Con
un título se busca mantener la coherencia y unidad del libro,
pero, además, debe ser un título abierto y llamar la
atención a los lectores. Para el hallazgo de este título
agradezco de Paco Basallote, de mi pareja y de Alicia Arés,
editora de Cuadernos del Laberinto.
Lo que yo pretendía era promover o agitar una reflexión.
Este paso representa algo novedoso en mis poemarios: ponerme en contacto
con el lector mediante el descubrimiento y la libertad para transitar
por el libro, para confundirse con las distintas emociones que derramé.
Como señala atinadamente Enrique Gracia Trinidad en el "Prólogo"
del libro, "cada poema, casi cada frase ha sido un ir y venir
del deslumbramiento al desamparo, de la alegría a la tristeza,
de la nostalgia a la esperanza, de los recuerdos al olvido".
Usted es profesor de literatura, esto le permite ver muy
cerca las aficiones y motivaciones de los jóvenes, ¿cómo
ve el interés de las nuevas generaciones por la poesía?
Como senderos, tantas aficiones podemos encontrar, pero,
por desgracia, la lectura figura en un lugar muy recóndito
entre las aficiones y motivaciones de los jóvenes de hoy. Yo
intento plantar semillas, llego los lunes con un poema, cada lunes
diferente (de autoría, de fecha, de origen). Sé que
muchos no me escuchan, que me toman por raro; yo cuido la palabra
como ellos cuidan sus cosas; yo recito, ellos reclinan sus cabezas
sobre las mesas, pero encuentro otros ojos ensimismados, miradas lanzadas
al horizonte. Esos pocos jóvenes me alimentan y me motivan
a seguir intentándolo. Con todo, les atrae más que yo
les lea; ya se sabe: la ley del mínimo esfuerzo.
A los poetas todavía se nos ve con el halo androjoso de lo
bohemio, de lo romántico o incluso de lo homosexual. Parece
mentira que sigamos con estos tópicos manidos, pero el interés
de las nuevas generaciones por lo automático solo les conduce
al pastiche y a la enfermedad de nuestra década: el uso de
terminales móviles.
¿Qué opinión le merece la métrica
y la rima en el siglo XXI?
Métrica y rima son dos aspectos de la poesía
hasta cierto punto prescindibles para el poeta. Después de
haber sido concebidos como aspectos primordiales de la poesía
durante mucho tiempo. En la actualidad, me parece que se cuida más
la expresión y el ritmo interior del verso y su tendencia natural
a la libertad: el verso libre. No obstante, siguen estando presentes
formas renovadas como el soneto, el madrigal, el romance, muy interesantes.
Siguen vigentes los versos de ritmo endecasilábico (alejandrino,
endecasílabo, eneasílabo, heptasílabo
).
Yo soy un practicante de estos versos, aunque cada vez me gusta los
poemas dispuestos en prosa, la prosificación de versos. Por
otra parte, es perceptible el auge por las formas japonesas, especialmente
por el haiku, a veces malentendido, errado porque el haiku implica
una filosofía no solo una medida.
Cuando el poeta del siglo que sea se queda exclusivamente con la métrica
o con la rima de un poema, y éste no sugiere una emoción,
un eco contenido se queda en simples alharacas, intentos de belleza
incomprendidos. Se habrá quedado en el continente, en la superficie.
¿Qué le ofrece la poesía en comparación
con la narrativa?
La poesía es un conjunto de respuestas. Es la
percepción de emociones, sentimientos y experiencias reales
e imaginarias; la creación de otra realidad más sensorial,
menos cruel; el diálogo con uno mismo de la realidad; la poesía
como brazos abiertos, como encuentro; una aventura por zonas hostiles
de la memoria de la que difícilmente salgo ileso; una búsqueda
permanente e inagotable por las palabras -mejor diré una batalla-;
una cadencia armoniosa; lo que se calla cuando se ha dicho; una lucha
constante por lo previsible
Presentimiento y nunca olvido.
La narrativa cuenta historias, crea intrigas, no se le concede máxima
atención al lenguaje ni al ritmo.
Me quedo con el valor de las emociones, con la intensificación
máxima del lenguaje y con la musicalidad, detalles que procura
la poesía.
¿Qué le mueve a escribir?
Busco en la poesía mi expresión, mi forma
de estar en el mundo, mi forma de existir, incluso. También
busco encontrarme, hallarme perplejo en un verso y conmoverme con
su luz por segunda vez.
La realidad, la desolación cotidiana, la ceguera de unos y
la prepotencia de otros no me son ajenas, tampoco las cosas más
cotidianas (el color del cielo, una nube pasajera, el agua que corre,
una mirada, una canción, una palabra
), así que
transitan por mi intimidad y terminan por removerme y me mueve a que
piensa en ello, finalmente cojo un bolígrafo para apuntar una
idea. Esa idea más tarde se revuelve y crece o mengua. Luego
tocará podar, y no me daría por vencido hasta que sus
ramas no fueran simétricas.
Si la palabra contiene un descubrimiento, una llamada sin contestar,
una desnudez, un temblor, un susurro, un latido y un soniquete que
te transmite, te llama, que parece buscarte, hecho para ti -lector-,
entonces lo habré conseguido. La criatura se habrá formado
y yo me habré tensado y relajado, herido y sanado, purificado
y evadido, ansioso y alimentado, perdido y encontrado, afligido, conmovido
y alegre, vencido e ilusionado
Escribo porque me otorga todo
esto, y mucho más.
¿Es posible vivir de la escritura, y más concretamente
de la poesía?
Hay personas que viven de la escritura fuera de España.
En España se hace quizá más complejo
hay que viven no tanto de la escritura sino más bien de todo
lo que rodea a la escritura y que, en definitivo, es
ajeno a ella (conferencias, talleres, coloquios, artículos,
críticas, prólogos, jurado de premios, etc.). Realmente
es muy difícil abrirse paso solo escribiendo, más aún,
si solo se escribe poesía. Los porcentajes que se lleva un
poeta son los contemplados por los derechos de autor, pero no se venden
tantos libros de poesía como para que un poeta, ya sea de los
más vendidos, pueda comer de sus libros de poesía. Normalmente,
al contrario, el poeta suele perder algo de dinero, porque tiene que
salir a promocionar y a difundir los libros que publica. Sería
perfecto si allá donde fuera, donde se le escuchara, fuera
pagado. Para llegar a este punto habría de obtener algún
que otro premio, en medio de una campaña de marketing y estar
en boca de cierto capo. A veces, implica rebajarse, y somos más
los que no tenemos precio que los que se rebajan. La palabra debe
ser humilde e innegociable.
¿Qué opina del panorama cultural español?
Demasiado rico y libre como para caber en una sociedad
que no valora a los creadores. Seguimos anclados en un país
de "pan y circo". Pienso que son pocos los artistas que
muestran sus obras en el extranjero. Hay eventos culturales de toda
índole riquísimos que siguen quedándose vacíos.
Se han cerrado librerías, teatros, centros de arte. Se han
cancelado eventos por falta de presupuesto, ferias
No obstante,
contra lo que cabía pensar, hay quien obtiene rédito
del trabajo de los creadores.
La comparativa de ayuda a los creadores, no me refiero a las subvenciones,
me refiero a la toma de compromiso político por parte de las
sociedades nórdicas con respecto a España es total.
Entiendo que se pone en marcha un servicio público a la sociedad,
un bien impagable. Pero quienes nos gobiernan no solo miran para otro
lado, sino que parece como si quisieran acabar con la cultura de este
país. O bien se regodean cuando se lee un libro, cuando se
las quieren dar de intelectuales, cuando asumen esa pose, o se alegran
del éxito conseguido cuando es destacado fuera de España.
Después
de la música Coleccción ANAQUEL DE POESÍA, nº
34 Esta obra de Jesús Cárdenas cumple los requisitos de la poesía de verdad, en la que es necesario ser lector cómplice. No basta con leer, ni siquiera basta con saber o entender, hay que dejarse llevar y estar preparado para cualquier cosa... <<Más>> |