La escuché decir que es necesario nacer de la
conciencia para poder escribir poesía. ¿Esto significa
que la filosofía es el tema central de sus versos??
La conciencia es el estado
de intensidad. La conciencia y la libertad que nace del amor (porque
libra al ser humano de la esclavitud del odio) y de la sabiduría,
que es lo contrario del espíritu mundano y de la necedad, son
dos cualidades que distinguen al hombre de otros individuos de la
naturaleza.
Está la conciencia de su fin como principio del misterio, también
la conciencia de la belleza que es la
conciencia de la conciencia como aludido estado de intensidad, y la
conciencia de los propios actos.
Hay quienes escogen la soledad para vivir en estado absoluto de conciencia,
como expresa la poeta
colombiana Myriam Jimenez Quengüan.
Si he manifestado que es necesario nacer de la conciencia para poder
escribir poesía no es para
acercarme a la filosofía sino a la esencia del ser humano.
Tengo dicho en uno de los libros de poesía de que soy autora,
EL PINCEL FINO, que la poesía es el
único conocimiento que no llena mi corazón de soberbia
porque está escrita con el oído del músico.
A la conciencia de la que estoy hablando, y que es el nacimiento auténtico
del ser humano, no se llega
solamente a través del intelectualismo (que incluso
en ocasiones aleja de ella y que invita a cometer a
veces verdaderas burradas), sino sobre todo a través
del ejercicio y desarrollo de la sensibilidad, y
del valor de la experiencia, entendida ésta al modo en que
lo hace la sabiduría oriental, según la cual no
basta con leer y conocer una partitura musical, sino que resulta imprescindible
su interpretación para
conocer y disfrutar de la música que hay en ella.
Del intelectualismo se ha abusado mucho, ha ayudado a
cometer muchos excesos; y a través de él se
ha llegado en los últimos siglos a lo monstruoso, y a veces
a la comisión de actos criminales, como los
llevados a cabo durante las guerras de mediados del siglo pasado,
utilizando para ello grandes avances
de la técnica y haciendo uso de experimentos científicos;
y bajo la influencia de ideas incluso de
carácter filosófico. En la época actual se llega
al mismo resultado cuando por ejemplo se legitima el
aborto de fetos con anomalías psicológicas, olvidándo
que los deficientes pueden también desarrollar
su conciencia de otro modo distinto, y que son capaces de alcanzar
su estado de intensidad.
Conciencia no es lo mismo que capacidad y desarrollo intelectual..
Es muy interesante el modo que tiene de ver el placer,
no como la satisfacción del deseo sino lo que dura su aplazamiento.
¿La prisa y el consumismo que hoy domina nos aniquila gran
parte del concepto de ser humano?
El deseo no es igual que
su satisfacción puntual, que además se asocia a la idea
de la muerte en el acto sexual. Vease Bataille. Por eso la castidad,
la auténtica castidad, debe ser entendida no como la destrucción
del deseo, sino como la pervivencia de éste y su conservación
de manera permanente. Por eso quería vivir en estado de castidad
el matrimonio Gandhi, y en otras culturas se invita a los jóvenes
a conocer la promiscuidad primero, para poder alcanzar después
el estado de castidad, que es el del deseo en estado permanente, el
deseo por el deseo, que genera una energía total susceptible
de ser proyectada sobre diversas empresas y sobre el mundo.
Desde luego el consumismo, las prisas, la compulsión, pueden
arruinar el sexo y el deseo. El mismo Bataille, al que admiro mucho,
sostiene que las prohibiciones que afectan al acto sexual deben mantenerse
en estado temporal, hasta que la vida sexual sea capaz de ser desarrollada
fuera de la compulsión, con una creatividad de la que sólo
puede dotarla la evolución del ser humano.
Borges se auto-editó "Fervor de Buenos Aires";
Ernesto Sábato lo hizo con "El túnel", Lewis
Carroll corrió con los gastos de "Alicia en el país
de las maravillas". Esto es sólo un ejemplo de la enorme
cantidad de autores que han optado por la auto-edición; pero
¿Por qué sigue estando mal vista entre los poetas?
La edición de autor
es sin duda alguna un acto creativo, y hasta influido por el verdadero
espíritu de las vanguardias, según el cual ha de hacerse
arte sobre el arte, y la conciencia del proceso de la creación
adquiere una gran relevancia. Es como enmarcar los propios poemas,
y consumar esa inclinación que el poeta siente, como el músico,
el pintor, el escultor, hacia la materia, queriendo también
labrarla con sus propias manos.
Yo hasta ahora no me he atrevido a autoeditar mis poemas, porque he
querido someterme al otro proceso de selección y ninguna edición
de mis poemas es mía hasta el momento, pero cuando lo merezca
desearía hacer una edición de autor. Mi abuelo paterno,
Manuel Ortega y Gasset, dedicó el último empeño
de su vida a autoeditar un libro titulado NIÑEZ Y MOCEDAD DE
ORTEGA que ha sido fundamental para conocer el ambiente familiar dentro
del que estaba su hermano, el filósofo. La edición ,
de mediados de los "sesenta", es muy bonita; y todavía
se siguen distribuyendo sus ejemplares que son conservados por algunos
como un objeto precioso que ha llegado hasta ellos por caminos misteriosos.
Pero como en la época actual hay un dominio férreo de
las leyes de mercado y de la literatura comercial, es por lo que existe
ese desprecio, ese "escándalo mundano" hacia la edición
de autor. Pero esa situación pronto habrá de ser sustituida
por otra, como ya profetizó Graves en su novela "SIETE
DÍAS EN NUEVA CRETA", ya que "el dinero se ha portado
muy mal".
¿Cómo combina su faceta de abogada y de poeta?
¿Influye una sobre la otra?
El trabajo de abogada
, tal como lo ejerzo ya que tengo mi propio despacho, es para mí
una bendición, que me permite no vivir de la poesía
sino para la poesía; y además es perfectamente compatible
con ella. Incluso, como sostiene el filósofo Quintín
Racionero, la palabra, después de que llegara a los poetas
que la empleaban para la conservación de la memoria de los
Dioses, vino a los hombres de leyes, en su calidad de argumentadores.
La ley es un vehículo de tradición de la filosofía
moral, y con motivo de su aplicación se da lugar a un interesantísimo
debate sobre aspectos fundamentales de la naturaleza humana, con cuyos
resultados se crean nuevas leyes. Sin embargo la Justicia carece en
el momento actual de los medios suficientes para cumplir todos sus
objetivos, por ejemplo en lo referente a la Justicia Gratuita que
constituye una previsión de nuestra Constitución, y
que aún desarrollada por una Ley General, carece de la dotación
presupuestaria que exige. Todo esto da lugar a muchos problemas que
afectan a numerosos litigantes y profesionales.
En sus poesía aborda repetidamente el tema de la
marginalidad ¿Qué le atrae de ese reducto?
Siempre será para
mí centro de atención el asunto de la marginalidad,
aunque el concepto de marginalidad se va transformando, y algunos
grupos que antes eran marginales, como los gays, de repente dejan
de serlo, y otros se convierten en ellos, como los católicos
ortodoxos. Hay algunos marginales que lo son por carta de naturaleza,
como los indigentes o algunos inmigrantes, y otros por propia elección,
como los que practican el exilio interior. Yo siento atracción
hacia muchos de ellos, porque viven fuera del mundo, y nuestro mundo
está dominado por los grupos de interés. A la fuerza,
o por propia elección, conservan su independencia. En cuanto
a sus necesidades, procuro contribuir a satisfacerlas a través
de mi trabajo como abogada de oficio.
Me gustan barrios como el de Lavapiés, porque tiene olor, como
el aroma de la comida árabe. Me gusta pasear por él
a la hora en que están comenzando a prepararse las cenas. ¡Si
incluso me recuerda al que desprendía aquella gran cocina de
la casa de mis abuelos maternos!
¿Qué le ofrece la poesía que no le
da la narrativa?
La poesía, como hija
de la conciencia, es un estado resuntivo e intenso en el que se puede
expresar todo, y dar forma a todo, sin necesidad de referirse a si
"se levantó", o "anduvo" o "regresó"
nadie, es decir a cuestiones anecdóticas. No es preciso describir
la acción, y su camino es el de la depuración total,
es decir el de la intensidad absoluta y también la amenidad
absoluta.
Ello no obstante, aunque escriba poesía, soy lectora de mucha
novela. Ahora estoy concluyendo la segunda serie de LOS EPISODIOS
NACIONALES de Pérez Galdós, que he leído religiosamente.
Me parece importante aprender a leer la tradición como si fuese
una obra contemporánea, porque lo es, y no debe permitirse
que sea desplazada por los efímeros best sellers de nuestra
propia atención. También me hallo iniciando la lectura
de Coetzee que me satisface mucho.
Escojo la poesía porque no se escribe sino que se inscribe.
Me enorgullece que las ediciones de poesía, a pesar de todas
las tentaciones, no se hayan convertido en comercial. Por otra parte,
por mucho que actuales narradores de éxito inevitablemente
quieran ser consagrados como poetas, publicando sus poemas en edición
comercial de gran tirada, no lo consiguen. Porque la poesía
tiene sus propias leyes. Y aunque sea pobre e invisible sigue siendo
muy respetada.
¿Aún sigue teniendo significado el amor?
¿la idea romántica viaja junto a nosotros o cree que
es un bulto que hemos abandonado hace tiempo?
Solamente el amor nos hace
libres, porque la peor esclavitud es el odio, y hay mucho odio en
el mundo.