¿Qué va a encontrar
el lector tras el título de
La piel del agua, cómo definiría este
libro y su poesía?
Es una historia de amor vivida en tres momentos. De las
tres partes que forman el libro, la primera es Clamores,
y se sitúa en una mítica sala de Jazz de la noche madrileña.
Se trata de un aquí y un ahora muy próximos a nosotros.
La pareja amorosa son un Adán y una Eva contemporáneos,
expulsados del paraíso y refugiados en la música y la
danza que ella protagoniza. Este tema ya lo había tratado,
aunque de manera intemporal, en mi anterior poemario, A este lado
del Evila.
La parte central del libro, La espalda del Agua la forman
cinco epígrafes que tienen en común una poesía
carnal y erótica, utópica y atemporal. Son momentos
y situaciones de encuentros gozosos. Nada está prohibido, pero
nada se hace explícito. En total son cinco partes que comienzan
con la Albada y que concluyen con unos Ángeles
de alas negras.
Por fin, en la última parte, Los aljibes y las rosas,
la pareja encuentra el sosiego del amor en el prado, en la jubilosa
y dorada mediocridad que es la cotidiana sorpresa de vivir abrazados.
Por lo que respecta al resto de mi poesía, he de decir que
he pretendido no repetirme. El primer libro, Muertos para una
exposición, habla de la pintura, de las naturalezas
muertas, de paisajes urbanos, de las metamorfosis de las cosas y de
figuras geométricas. Los castigos y las hostilidades
son poemas que denuncian las atrocidades de las guerras y
de los éxodos forzados por el hambre o el fanatismo. La
luz se calla es una extensa elegía motivada por la
muerte tremenda de mi único hijo. Y A este lado del Evila
habla de una pareja recién expulsada del paraíso terrenal.
Esa misma pareja, pero en un ambiente urbano, es la que se mueve por
los versos de Los cuerpos y las noches y que volvemos
a encontrar en la primera parte de este poemario, La piel del
agua.
El eje central de La piel del agua es el amor
y el erotismo. ¿Cómo logra ser original en un tema tan
tratado en la literatura?
Creo que la originalidad en la literatura no consiste
tanto en los temas que trata, que en definitiva no pasan cuatro o
cinco, como en la manera de tratar esos temas. El amor, el paso del
tiempo, el ensimismamiento ante la belleza de una pintura, el vértigo
de la muerte o el dolor por la impiedad de la naturaleza humana han
sido siempre motivos poéticos. Del amor han hablado todos los
poetas de todos los tiempos y de todas las culturas. Y efectivamente,
el reto está en conseguir que aún parezca algo nuevo,
algo no dicho todavía o dicho de otra manera. Y que el resultado
siga siendo poético.
Porque el decirlo de otra manera no significa que haya que renunciar
a la palabra poética y caer en lo explícito y prosaico,
como se aprecia en una corriente de poesía de liberación
sexual femenina en la que incluyo a Irene X , Elvira Sastre o Raquel
Illescas.
Aun considerando como válido el estilo coloquial que ellas
practican, yo prefiero decir:
mira cómo está
erguida / la rama de mi almendro y florecida / con sus pétalos
blancos. // Liba tú de esta flor, / su néctar vivifica
las cosechas. // Saborea el triunfo de tus labios. Aquí
la felación es sugerida y se vale de las metáforas.
La mujer de La piel del agua es una Eva contemporánea,
compañera y aliada del hombre sin que esto signifique renunciar
a ser musa y objeto erótico.
En efecto, Eva y Adán son compañeros del
exilio pero no es una sola Eva, son sucesivas las que aquí
acompañan, aman y tientan a Adán, porque éste
no es monógamo. Es más, aquí se suceden varios
Adanes que acompañan, tientan y aman a una Eva eterna y cambiante,
como la luna.
Ya en el prólogo, Antonio del Camino, hace referencia
a la importancia de la rima y la métrica en la poesía,
de cómo el ritmo interior del poema es fundamental para lograr
la sonoridad. Sin embargo, en la poesía contemporánea
pocos escritores se toman esto en serio. ¿A qué es debido,
será porque no saben métrica o es que la poesía
ha quedado reducida a un chascarrillo o a un mensaje para Twitter?
Es que Antonio del Camino domina todos los palos
de la métrica, escribe con soltura y perfección cualquier
estrofa y, de manera muy brillante, los sonetos. Respecto a la importancia
de la rima tengo que decir que yo me muevo más a gusto por
los versos blancos, eso sí, bien medidos y acentuados armónicamente.
Dejó dicho Dámaso Alonso que el endecasílabo
es un violín de musical madera conmovida. Este
es el ritmo interior del poema que Antonio del Camino considera fundamental
para lograr la sonoridad.
Por otro lado no estoy completamente de acuerdo en considerar que
la mayoría de los jóvenes escritores desdeñan
la métrica. Hay algunos como Luis Ramiro, Marwan o El funambulista
que son capaces de atraer a muchachos y, sobre todo muchachas, que
se saben de memoria sus sonetos y las letras de sus canciones. Pero
también es cierto que abundan los poetas que, no es que renieguen
de la métrica, sino que nunca han alcanzado un cierto ritmo,
quizás deliberadamente. Valgan como ejemplo las voces de esa
poesía de explícita referencia sexual que antes citaba.
Llama la atención el aspecto físico de La
piel del agua. Da gusto encontrar libros de poesía tan
cuidados.
Efectivamente, Alicia Arés, el alma mater de Cuadernos
del Laberinto, ha seguido muy de cerca la edición de La Piel
Agua. El papel, la tipografía, el tamaño de la fuente
son
de gran calidad. Alicia ha estado atenta desde la corrección
de galeradas hasta el índice de primeros versos y el precioso
colofón del libro.
Es usted profesor de literatura, ¿qué consejo
da a los jóvenes que comienzan a escribir?
Yo ya no creo que la poesía sea un arma cargada
de futuro. No creo que pueda cambiar el curso de la historia, que
pretendía Celaya, y mucho menos el curso de los ríos
que cantaba Garcilaso. Pero ya puestos a hablar del tema, quisiera
que no fuera tan traumático el trasvase de las aguas del Tajo
hasta el Segura. ¿Cómo? No lo sé. Tengo otro
libro, aún inédito, basado en las imágenes de
un Tajo moribundo.
¿Qué le gustaría cambiar gracias a su
poesía?
Que lean mucho. Si quieren ser poetas, que lean a muchos
poetas. Y que comiencen imitando a sus modelos preferidos. Y que cada
día escriban algo más y que no lo rompan hasta que comprueben
que eso que ahora, pasadas unas semanas, les parece deplorable, es
porque ya han alcanzado una capacidad crítica y un estilo propio
del que se sienten satisfechos. Y a partir de ahí que sigan
escribiendo hasta que, pasados ya unos meses, al releer lo guardado,
le den el visto bueno. Y que cuando vean publicado su primer libro,
empiecen el segundo con las mismas dudas.
¿Qué libro se está leyendo?
El Pabellón de Oro, de Yukio Mishima, traducido
por vez primera al castellano directamente del japonés por
Carlos Rubio.
La
piel del agua Coleccción ANAQUEL DE POESÍA, nº
78 El autor, en este poemario hace que Adán se adentre en la vorágine del padecer amoroso... <<Más>> |