(Manzanares, Ciudad Real)
Escribe desde los catorce años, y con esa edad comienza
a
publicar cuentos y relatos cortos en prensa. Durante 8 años,
Directora del Grupo Literario Guadiana y de la Revista de
Creación Literaria Manxa, que se edita desde 1975.
Ha publicado los siguientes libros de poesía: A golpes
de silencio (1980), Descubriendo el Alba (1994),
Ese tiempo de pájaros dormidos (1997), Huele
a mayo recién amanecido (1998),
Y en el
corazón, palomas ( 1999), Interior con luz (2000),
Este vivir difícil y gozoso (2001), Manual de
los Miedos (2002), Regreso (2003), Perfil de la
Inocencia (2004), El silencio de Dios (2004) y El
bosque de los ausentes (2013). Ocho de estos libros de poemas
han sido premiados en distintos certámenes nacionales.
Y en prosa Cuéntame cosas como si fueran ciertas
(2006) y Tal vez la noche me redima (2011).
Está incluída en varias antologías de España
e Iberoamérica. Cuenta en su haber con más de
doscientos premios literarios de carácter nacional e
internacional.
En Cuadernos del Laberinto ha participado en AMOR.
Poesía amorosa contemporánea
JUEGO DEL ESCONDITE
Ahora voy a esconderme para que tú me busques.
Me adentraré en el boque,
me tenderé en la hierba junto al canto del río
y te estaré esperando
sin hacer ruido alguno,
mientras oigo a lo lejos
cómo tu voz me llama.
Iré dejando prendas caídas por descuido
en medio de esa tarde tan leve y tan desnuda,
detalles inocentes
que te sirvan de pista
sin delatar mi juego dulcemente perverso.
Me dejaré la risa prendida de las ramas
como si sólo fueran
migajas de rocío,
y mi blusa, que siempre te huele a mandarinas,
será como una alondra
posada en la retama.
Intencionadamente se me caerán las flores
que duermen en mi pelo
de cereal maduro,
y dejaré enredada mi falda en los matojos,
esa falda que a veces yo sé que te incomoda
si asciendes por mis piernas
hasta encontrar mi origen.
Me dejaré el asombro de mis ojos abiertos
perdido entre los árboles,
para que algunos pétalos de luz iridiscente
se abran a tu paso lo mismo que magnolias.
Y así, cuando me busques
y encuentres poco a poco
las pequeñas señales
que he ido derramando,
entenderás que es esa la ruta más exacta.
Yo estaré agazapada
junto al agua del río,
encendidos los hilos silvestres de mi sangre,
esperando que llegues
a cercar con tus dientes
los secretos más íntimos que mis labios esconden.
Mas si acaso no llegas,
si por cualquier motivo no logras encontrarme,
saldré de mi escondite
vestida solamente con la luz del crepúsculo
y, llegando a tu lado,
fingiré una sorpresa tercamente inocente,
y te diré al oído:
Estoy aquí. ¿Qué quieres?
¿Para qué me buscabas?
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