Acaba de publicar el libro "La
piel encendida" (editorial Cuadernos del Laberinto), en donde
el poeta se convierte en un viajero a través del cuerpo de la
amada, en donde se saborea el deseo como piedra angular. Háblenos
de su libro y qué destacaría del mismo.
Es Elena Orive quien tuvo la perspicacia de ver La piel
encendida como un viaje, y es ella quien tan brillantemente expone
esta idea en su Prólogo. Por otra parte, el Profesor Quintáns,
que tiene la amabilidad de presentar el libro en Santiago, tan pronto
recibió el manuscrito recién terminado me llamó
para decirme -lo que me llenó de entusiasmo-, que aunque no lo
supiese yo mismo, había escrito un poema místico. Era
curioso, porque justo hacía pocos días habíamos
estado departiendo, en una tertulia, acerca de la poesía mística
de Ernesto Cardenal, poeta que, por otra parte, admiro desde mi juventud.
Así que me encanta pensar en La piel encendida como un
viaje místico en el que el protagonista es el deseo empeñándose
en memorizar cada instante y cada elemento del paisaje que recorre persiguiendo
la fuente que lo alimenta. Y no es mi deseo particular este protagonista,
el mío personal y único, sino el que, por decirlo con
palabras de Elena Orive en el prólogo, "es el motor de casi
todas las historias en Literatura, el motor de nuestras vidas".
¿Es el título un homenaje a "La casa encendida"
de Luis Rosales. ¿Cómo surgió un título
tan sugerente?
Gracias por considerarlo un título sugerente. La verdad
es que no me acordaba, conscientemente al menos, de La casa encendida
a la hora de pensar el título, que me costó bastante tiempo
encontrar, por otra parte. Mientras lo tenía como documento de
trabajo, lo identificaba por su primer verso ("ovillo mi deseo"),
y cuando me encerraba a escribir, avisaba de que me iba a "ovillar";
y ese juego nos resultaba grato en casa. Luego, una vez que lo di por
terminado, lo estuve tratando durante bastantes meses con un título
imposible que en absoluto me convencía. Hasta que un día,
Paula Fernández Mbarak, con quien colaboraba por entonces en
una obra de teatro, me espetó: ¿lo ves? Ni tú siquiera
te acuerdas del título. La verdad, no sabría decir cómo
apareció el título definitivo. En realidad a menudo
tengo esa sensación es como si estuviese escribiendo atento
a alguien que, escondido en la chimenea detrás de mí,
me va dictando, y las dificultades me surgen mientras no entiendo bien
lo que me dicta. Evidentemente que es adorno literario el decirlo así,
pero créame que tiene una base real. Uno no siempre sabe cómo
llegan las cosas. Como aquel personaje torrentino de Fragmentos de
Apocalipsis (y que yo cito al inicio de este libro) que al levantarse
se encontró con los folios escritos junto a la máquina.
Esa es exactamente la sensación que tuve al terminar el libro,
y por eso busqué esa cita. Pero sobre el título de Luis
Rosales en concreto que es a fin de cuentas lo que me pregunta
le diré que fue mi mujer quien observó la asociación
con él del título de este libro. Y hay otro libro de Neruda
de título colindante también: La espada encendida.
Ambos son libros importantes en mi biografía. Mi mujer lo sabe,
y fue ella quien se acordó de ellos. Al final uno es el resultado,
también, de los libros que va leyendo y de los amigos con los
que va teniendo la suerte de irse encontrando; y el amor es la sublimación
de la amistad. Pero le diré, además, si me permite continuar
explayándome, que efectivamente hay un homenaje escondido, y
está en el subtítulo "poema" que aparece en
el interior, y es a La voz a ti debida, de Pedro Salinas, que
también llevaba en la edición original ese subtítulo,
y que, tanto mi mujer como yo, es un libro al que tenemos gran aprecio.
Recuerdo que cuando le conté el proyecto de lo que al final había
de ser La piel encendida, hice una broma con que iba a escribir
"otra vez" La voz a ti debida.
"La
piel encendida" es un único poema dividido en cantos,
que a su vez son independientes y autónomos ¿Cómo
ha complicado esta estructura la creación? ¿Cuál
ha sido el método/proceso de trabajo?
A García Márquez y a Rafael Chirbes probablemente
también a algunos otros, pero yo no lo sé les gusta
emplear el término "carpintería" para referirse
al proceso de encaje de los elementos de la obra literaria. Claro que
un poema no es una novela, pero evidentemente también tiene su
carpintería, su diseño, y resulta menos penoso el trabajo
si se dispone de un patrón previo en el que sostenerse (como
es más fácil hacer la compra si se programa antes, aunque
uno esté dispuesto a variarlo todo después sobre la marcha).
Lo del patrón, en mi caso, fue cosa otra vez del de la "chimenea",
al que se le ocurrió sólo después de haber escrito
el primer poema sin saber que había de ser el primer canto de
nada (sí sabía vagamente de mi intención de "escribir",
otra vez, La voz a ti debida, como antes dije). Mi mujer y yo
nos fuimos ese fin de semana de viaje, y yo llevé el poema en
el bolsillo. Fue en un bar de Vigo donde le hablé de aquella
intención de iniciar cada poema con el final del anterior, y
de que compusiese un único poema en el que cada parte, sin embargo,
tuviese autonomía también como poema. Y este fue el patrón
de carpintero, lo que me permitió seguir la derrota, el camino.
(La verdad es que había otro elemento, pero se me fue esfumando
como la luz en el crepúsculo; y no voy a decir cuál era,
claro) Después es dejarlo que vaya tomando forma en tu cabeza,
que sea tu sueño mientras dure, sentarse y estar atento al de
la "chimenea". Si se me permite una frase que ofrezca una
síntesis, le diré que el método fue "castigarme"
durante muchas horas, muchas, sentado al escritorio. Además me
tocó viajar más de una vez durante el "proceso",
que usted llama, y nunca me separé durante ese tiempo del "ovillo":
allá donde tuve que ir lo llevé conmigo (los libros no
se escriben sólos, repetía Carlos Fuentes constantemente).
Últimamente parece que la Poesía goza de muy
buena salud, se ha relanzado la afición por la rima y la métrica
¿A qué cree que es debido este despertar poético?
La verdad, no sé si hay un despertar poético en
este tiempo. La Poesía, y la Literatura en general, vivió
siempre sus altibajos. Como todo. A la Poesía le sucede, quizá,
que, o es excelsa, o es vulgar y ni merece la pena. Borges lo decía,
y no voy a ser yo quien contradiga a semejante portento literario. En
cuanto a esta afición ahora por la rima y la métrica que
usted señala, le diré que la Poesía, para serlo,
no puede excluir la música del idioma en el que se expresa, su
ritmo (por eso precisamente nos topamos con tantas dificultades al traducirla)
Si me lo pregunta por la cantidad de poemas o cantos que
en La piel encendida se expresan en una determinada medida, le
diré simplemente que en realidad fueron cosas más bien
del de la "chimenea". Eso sí que no respondió
a ningún patrón previo, simplemente fue saliendo de esa
manera: de pronto surgía un canto de versos libres, y de pronto
surgía uno de endecasílabos o de octosílabos. Tampoco
debemos olvidarnos de la cantidad de programas informáticos para
encontrar métricas y rimas que en estos últimos años
proliferan, como para componer música también, o guiones
cinematográficos, o incluso novelas; y tampoco descarto que sea
ésta la razón última de que se vea "relanzada",
como usted dice, actualemte la afición por la rima y por la métrica.
Pero los productos resultado de estas aplicaciones no conforman, seguramente,
la Poesía excelsa a la que se refería Borges. Algo nos
han de señalar los especialistas informáticos cuando llaman
"aplicaciones asesinas" a aquellas que en poco tiempo alcanzan
un grado masivo de uso entre la población.
¿Cómo vive la Poesía en su día
a día? Y ¿Qué le da la Poesía frente a la
narrativa?
Aquí, si me permite, prefiero, para poderle responder,
parafrasear a Elena Orive cuando dice en el prólogo que
tanto agradezco que para mí la Poesía, antes que
una obra literaria -aunque también- es una manera de estar entre
las cosas y una actitud vital. Por otra parte, se habrá dado
cuenta, sin duda, por mis respuestas anteriores, de que ni mucho menos
vivo la Poesía "frente" a la Narrativa. En realidad
frente a ninguna otra expresión artística. Todas son complementarias.
De nuevo, si me permite citarla, he de acudir al tan amable prólogo
que Elena Orive escribió para La piel encendida: recordará
que comienza hablando de la poesía de una película, de
José Luis Guerín en este caso. El Cine, la Pintura, la
Fotografía, la Novela, la Escultura, la Poesía, el Teatro,
la Música, la Ópera, la Danza... Cada obra de Arte pretende
ser una llave para abrir la ventana que da al jardín en el que
crecen los sueños. Decía Flaubert que el fin del Arte
es hacer soñar. Y escribió en una ocasión a su
amigo Alfred Le Poittevin que "la única forma de no sentirse
desgraciado es encerrarse en el Arte". Yo creo que además
de esta hay otras formas de no sentirse desgraciado, y de ser incluso
feliz; pero no me cabe duda de que la que propone Flaubert es una de
ellas, y de las más efectivas.
¿A qué poetas admira, cuáles son sus poemarios
de cabecera, esos que casi se sabe de memoria?
De memoria de corrido sólo recuerdo, la verdad, los que
aprendí de niño o los de alguna canción de Paco
Ibáñez o Amancio Prada, o de tantos cantoautores que ya
desde la adolescencia me llamaron la atención: Aute, Krahe, Rafael
Amor... En fin, no quiero olvidarme de nadie, así que paro. Creo
que fue Sor Juana Inés de la Cruz la primera poeta que me deslumbró
(había leído a Becquer ya, y a Rosalía, pero sin
duda fue Sor Juana Inés quien me abrió los ojos a una
región absolutamente ignota hasta ese instante para mí).
Quizá fue ella quien me puso las alas. Y Safo. Luego vino Manrique
y las Coplas a la muerte de mi padre... Los admiro a todos en
realidad, a Octavio Paz, que me acuerdo de él ahora, pero quizá
entre los contemporáneos, si sentí predilección
en los últimos tiempos por alguno, ése fue, acaso, Benedetti.
Y si hablo de Benedetti no me puedo olvidar tampoco de Idea Vilariño
agarrando tu corazón a lazo. Son muchos, todos en realidad, como
ya dije. Ya nombré a algunos a lo largo de mis respuestas anteriores.
Sólo puntualizar que el último libro de Poesía
que tuve de cabecera fue el poema polifónico de Adonis titulado
Historia desgarrándose en cuerpo de mujer, un verdadero himno
en defensa de las mujeres.
¿Qué le mueve a escribir?
Francamente, a menudo me lo pregunto y no sé si tengo respuesta
para la pregunta. Normalmente al hablar de los "inventos"
de la Humanidad, los grandes inventos, vienen a la memoria instrumentos
"tecnológicos", y la mayoría de ellos yo
lo sé bien, sobre todo los de nuestra época, pero
no sólo, tuvieron su origen en medio de grandes guerras, por
la necesidad de atender a sus urgencias, incluso la forma de organizar
la producción en las fábricas tiene ahí su principio.
Pues bien, hay inventos absolutamente al margen de cualquier contexto
bélico, y son las Artes y los elementos que les han servido a
las Artes para florecer y desarrollarse: la Escritura, la Poesía,
la Música, la Pintura, el Teatro que es uno de los más
exitosos la Fotografía, la cocina de los alimentos, la
Filosofía, que además se inventó, junto con la
Democracia, como instrumento para preservar la paz; y todos estos inventos
contribuyen, en mayor o menor medida, a la felicidad individual y colectiva
de los hombres y las mujeres. Yo soy de voluntad pacifista, ¿escribiré
por eso?
![]() La
piel encendida Coleccción ANAQUEL DE POESÍA, nº
41 El deseo es el motor de casi todas las historias en Literatura, el motor de nuestras vidas, pero pocos poetas se atreven a plasmar esta esencia, a reflejarse en primera persona invadidos por el anhelo de la piel amada... <<Más>> |