Acaba de publicar el libro "Andar
por casa" (Editorial Cuadernos del Laberinto, Madrid) compuesto
por una serie de relatos mágicos, pequeñas piezas que
forman parte de la rutina del hogar pero que ante sus ojos aparecen
iluminados y se configuran en pasión por los detalles. Indíquenos
el proceso de creación y qué significado tiene para
usted la literatura.
Casi todos los textos de Andar
por casa tienen su origen en una anécdota real, algún
pequeño suceso que da lugar a la idea de relato. Por ejemplo,
en el caso del texto que abre el libro, "El brillante vuelo del
pájaro albal", fue un trozo de film transparente que se
me escapó volando por la ventana de la cocina; y "Producto
garantizado" se me ocurrió cuando tuve que comprar una
lavadora nueva porque la que tenía anteriormente se había
estropeado. Una vez que surge la idea, únicamente se trata
de aportarle un toque de ficción (o magia, como sugería
el planteamiento de esta pregunta) y buscar las palabras adecuadas
para contar la historia. En cierta medida, la literatura es eso: una
forma depurada y más o menos ficcionalizada de explicar vivencias,
pensamientos y emociones.
Cómo diferenciaríamos el relato, del cuento
y de la prosa poética? "Andar
por casa" se nos antoja un cóctel de todos estos posibles
ingredientes.
Es cierto que las piezas que
componen Andar por casa son difícilmente clasificables
en lo que se refiere al género literario. No son relatos propiamente
dichos, pues no siguen una estructura narrativa de planteamiento,
nudo y desenlace. Muchas veces, ni siquiera cuentan una historia.
Son más bien imágenes, fogonazos, fragmentos. Ideas
sueltas que he plasmado tal y como me han venido a la mente. Sí
que hay algo de prosa poética, en el sentido de que la mayoría
de los textos tienen un ritmo de lectura bastante evidente, por la
puntuación y por las palabras elegidas. Hay pasajes que casi
permiten un análisis métrico, por el número de
sílabas de las frases. Pero más que relatos o cuentos,
yo diría que la mayoría de los textos de Andar por
casa son enumeraciones. De esto me he dado cuenta a posteriori,
no es algo premeditado, pero soy acumulativa, me encanta poner una
cosa detrás de otra, hacer listas... hay ejemplos muy evidentes,
como la sucesión de sinónimos de "¿Qué
harías si no tuvieras miedo?" o las frases hechas de "Biografía";
pero casi todos los textos son enumeraciones: "Electricidad",
"Producto garantizado", "Mentiras", "Última
conversación", etc.
Posee usted una prosa llena de originalidad y preciosismo
que la han convertido en poco tiempo en referente de la narrativa
joven. ¿Qué significa para usted la literatura, y cómo
empezó a escribir?
Para mí, la literatura
es una forma de exteriorizar -expulsar incluso- ideas o emociones.
A veces, no puedo quitarme un pensamiento de la cabeza hasta que no
lo pongo por escrito. Es como una especie de exorcismo. Otras veces,
es la manera que tengo de compartir alguna experiencia bonita que
no quiero guardarme para mí sola.
Escribo desde que recuerdo. En casa, veía a mis padres leer
y también compraban libros para mí continuamente. Así
que, en cuanto aprendí a juntar letras, comencé a contar
mis propias historias. Es curioso que, aparte de algún que
otro relato, cuando era pequeña escribía sobre todo
obras de teatro, que es un género que no he vuelto a tocar.
Pero cuando realmente encontré la forma con la que me encuentro
a gusto escribiendo, fue en la universidad. Es entonces cuando empecé
a hacer este tipo de textos que hago ahora.
Es usted experta en literatura y ciudades, concretamente
en Venecia, en donde ha vivido una temporada. Cuéntenos alguna
anécdota relacionada con su obra y esta experiencia-conocimiento
italiana y cosmopolita.
Vivir en Venecia es una de las
experiencias urbanas más originales que he tenido nunca. El
simple hecho de "cruzar la calle" en barco es toda una aventura.
Lo que sucedía más habitualmente, sobre todo al principio
de la estancia, era salir con la intención de dar un pequeño
paseo, deambular por las callejuelas, perdernos irremediablemente,
y volver a casa varias horas más tarde, después de haber
estado dando vueltas totalmente desorientados. En Venecia se me llenaron
los ojos de imágenes, que supongo que aparecerán en
algún cuento; pero lo cierto es que fue una estancia tan apacible
que no escribí nada durante ese periodo.
Hace unos años todo el mundo se puso a escribir haikus
y microrrelatos, ahora ha resucitado el fenómeno de la literatura
romántica y el cómic es el género del que viven
gran parte de los libreros, ¿hasta qué punto se puede
decir que la literatura conserva ese espíritu de libertad o
de creación alejado de la moda o de los medios de comunicación?
Yo creo que los autores, en general, vivimos un poco al
margen de las modas y cada uno escribe "lo que le pide el cuerpo".
Las editoriales, sobre todo las grandes editoriales, son las que están
más pendientes de las tendencias, los gustos de los lectores
o los medios de comunicación; pero, evidentemente, para ellos
la literatura es su negocio, se trata de vender lo más posible,
como es lógico. También hay escritores que se suben
al carro del género literario o la temática de moda
para sacar el máximo partido a sus obras. Pero como la mayoría
sabemos que no nos vamos a hacer ricos escribiendo, podemos ser perfectamente
independientes de las tendencias de cada momento.
Si pudiese cambiar algo en este mundo a través de
sus obras, ¿qué sería?
Esta pregunta es tan amplia que me dan ganas de contestarla
como si fuera candidata a Miss Universo: "la paz mundial".
Yo no pretendo cambiar nada con mi obra. Ni enseñar nada tampoco.
De hecho, detesto las moralejas.
Si mi obra sirve para que los lectores encuentren eso que hay de especial
en cada gesto cotidiano, ya me parecería todo un logro. Aunque
creo que mi gran aportación ha sido leerle uno de mis cuentos
sobre afiladores, "Chuzos de punta", a un afilador.
¿Qué
opinión le merece el libro digital?
Yo soy muy romántica.
O muy materialista, según se mire. Me gusta el libro como objeto.
Además, me cuesta mucho menos levantarme a coger un libro y
abrirlo, que encender el libro electrónico, cargarlo si no
tiene batería, buscar el archivo... no sé, me da pereza.
Entiendo que editar libros en formato digital es mucho más
barato, es más fácil comprarlos desde cualquier lugar
del mundo, puesto que no tienen soporte físico, y elimina los
costes de distribución. Sin embargo, me parece que el precio
de venta del libro digital no se corresponde con todo el ahorro que
este tipo de publicación supone para las editoriales.
¿Cómo ve la España
cultural contemporánea?
Veo dos tendencias diferenciadas
pero complementarias. Por una parte, la "oficial", la que
promueven las instituciones y las empresas; y por otra la de la calle,
la de pequeños grupos y asociaciones, la de locales que organizan
sus propias actividades. Creo que hay muchísimo movimiento
cultural, sobre todo en las grandes ciudades, pero también
en las pequeñas, y creo que hay espacio para todo. La calidad
es bastante dispar, es cierto, y no se corresponde necesariamente
con la inversión que hay detrás de cada actuación.
Lo único que no hay es financiación para todos los proyectos,
pero hay muchas alternativas. Soy optimista.
Andar
por casa Coleccción ANAQUEL DE NARRATIVA, nº
8 Conjunto de «posibles relatos», textos indefiniles, páginas insólitas que están a medio camino del cuaderno de viaje, los aforismos, el diario personal o la poesía... <<Más>> |