Colección ESTRELLA NEGRA, nº 26
846 páginas I.S.B.N: 978-84-18997-08-2 22€
Prólogo: Alicia Arés
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INCLUYE 7 NOVELAS:
La traición del mirlo blanco (INÉDITA)
El atraco (INÉDITA)
La noche se llenó de sirenas
Yo fui mercader de mujeres
La catequista
Violentamente pelirroja
Las pelirrojas no se arrojan al vacío (contenido extra)
Bellón, ese personaje insalvable y a la
vez insustituible creado por el maestro Julián Ibáñez,
y que nos acerca a las grietas de nuestra sociedad donde ninguna
dignidad es posible. LORENZO SILVA (Cadena Ser)
Julián Ibáñez. Harboiled de polígonos,
carreteras secundarias y bares de vinos de corcho, Ibáñez
es escritor de escritores y de lectores que se transforman en
prosélitos. Carlos Zanón (Babelia)
De Julián Ibáñez me leería hasta la
lista de la compra. PACO CAMARASA
Novela negra sin concesiones y sin adornos. MANU MARLASCA
Si no ha leído a Julián Ibáñez, no
ha leído novela negra. CARLOS AUGUSTO
El mundo sigue necesitando a Bellón en sus páginas.
ANTONIO PARRA
Julián Ibáñez eleva el género del
harboiled hasta sus más altas cumbres. CLAUDIO Cerdán
(Zenda)
El estilo de Ibáñez se mantiene firme, como un gran
buque en mitad de la tormenta. Sergio Torrijos
Julián es un experto en trasladar el hardboiled americano
a territorio nacional. Escribe fácil, lo que no es nada
sencillo. PACO GÓMEZ ESCRIBANO
La sequedad quirúrgica de su estilo es tan precisa que
resulta difícil no caer rendido ante su autoridad a la
hora de redondear acciones y personajes con una brillantez pasmosa.
Difícil, no. Imposible. DIEGO AMEIXEIRAS
Una excelente oportunidad para acercarse a un autor monumental,
uno de los mejores del género negro en español.
JUAN CARLOS GALINDO (El País)
PRÓLOGO. Por ALICIA ARÉS
Bellón es ya de la familia. Siempre tiene las puertas abiertas
en la casa de Cuadernos del Laberinto.
Una o dos veces al año Julián Ibáñez
nos envía un email breve, del tipo: «Tengo otra entrega.
Se titula xxxxxx, ¿os interesa?». A lo que nosotros
siempre contestamos que sí, que queremos todo lo que escriba.
Y entonces volvemos a sentir el placer de regresar al Menta y
Canela, de recorrer los barrios en el Seat, pasar por la pensión
a por las cachiporras (una grande y otra pequeña) o pillarnos
por esas mujeres (media costilla) fuertes, cortantes y arrasadoras
que suelen acompañar a Bellón.
Con Julián todo es sencillo. En 2014, tras leer El viejo
muere, la niña vive, le llamamos por teléfono
para decirle cuánto nos gustaba su estilo y dorarle la
píldora con la intención de convencerle para que
publicase con nosotros. La conversación que teníamos
planeada abarcaba bastantes alternativas, y habíamos planificado
diversas salidas según viésemos sus movimientos;
pero no nos dio opción. Julián se trasformó
en Bellón en una décima de segundo y sus únicas
palabras fueron «mandadme el contrato y ya veremos»,
tras lo que colgó el teléfono.
Desde entonces han pasado 15 novelas y no sé cuántos
años en los que hemos aprendido muy bien la diferencia
entre hardboiled y enigma, y hemos logrado sacar
el jarrón veneciano a la calle.
Ibáñez es disciplinado y se levanta a las seis de
la mañana para andar un rato por el campo y escribir el
resto de la jornada, sea invierno o verano. Y si le preguntas
por qué escribe a diario, nos da la explicación
más cabal y sensata que puedes recibir de un escritor.
Nada de rollos trascendentales y copiados del tipo «encontrarme
a sí mismo» o «liberarme de mis demonios».
No, Julián lo tiene claro y no necesita disfraces del Todo
al 100. Julián Ibáñez escribe «porque
me lo paso en grande haciéndolo», algo que, sin duda,
se nota en toda su obra. Y los lectores agradecemos esta literatura
franca con la que también nosotros nos lo pasamos en grande.
De todas las funciones del trabajo editorial, quizás la
más importante sea la de dar a conocer a autores esenciales,
únicos e irrepetibles. Esos que se te quedan clavados para
siempre. Y no importan las cifras de ventas, ni la fama del autor,
ni las críticas, ni las modas. Porque sabes que estás
haciendo algo grande. Y publicar a Julián Ibánez
lo es.
Como editora, Julián es mi as en la manga, y cada vez que
publicamos una de sus entregas me veo recorriendo la avenida de
los Campos Elíseos para alcanzar al Arco del Triunfo, porque
sé que algo bueno estamos haciendo y que poco a poco el
hardboiled va ganando batalla al thriller.
Julián Ibáñez
(Santander, 1940).
Considerado uno de los padres de la novela negra española
junto a Andreu Martín y Juan Madrid.
Autor de culto para los mejores aficio-nados al género
negro, quienes admiran sus personajes, tallados con cincel; versiones
del mismo tipo duro y patético que solo se preocupa del
presente, y para cuyo retrato siguió el consejo de Chandler:
«analiza e imita».
Julián Ibáñez, entre otras distinciones,
ha ganado el prestigioso Premio LH Confidencial, el Novelpol
Honorífico por toda su obra, el Pata Negra-Universidad
de Salamanca, el Castelló Negre o Cubelles Noir. Además
ha sido miembro del jurado del Premio Hammett.
En 2017, Cuadernos del Laberinto publicó un tomo con 8
novelas reunidas bajo el título de Todo
Bellón, que precede a Todo
Bellón 2.
Entre sus novelas de género negro destacan La triple
dama (1980), Mi nombre es Novoa (1986), ¿A
ti dónde te entierro, hermano? (1994), Entre trago
y trago (2001), La miel y el cuchillo (2003), Que
siga el baile (2006), El invierno oscuro (2008) Perro
vagabundo (2009), Giley (2010), El
viejo muere, la niña vive (2014), Todas
las mujeres son peligrosas (2015), Gatas
Salvajes (2015), Canino
(2016),
Las pelirrojas no se arrojan al vacío (2016),
El
matón al que engañaban las mujeres (2017),
Violentamente
pelirroja (2018), La
catequista (2018), Yo
fui mercader de mujeres (2019) o La
noche se llenó de sirenas (2020).
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